Se dibujaron los planos, se mostraron las maquetas de cómo sería el
magno-museo. Valga decir que la planeación fue demasiado meticulosa, pues sin
contar al menos con un espacio, con los recursos económicos o incluso con un
edificio, ya se especulaba qué contenido tendría cada sala. A casi nadie le
preocupaba el costo real, la mayoría se dejaba llevar con la idea que el precio
se reduciría considerablemente ya que los terrenos serían de la propia
universidad, que el proyecto lo haría la Facultad de Arquitectura sin costo
alguno y que con un poco de esfuerzo, el presupuesto alcanzaría para solventar
los gastos de construcción.
De hecho hubo una serie de creación arquitectónica para
hacer un museo, se había pensado que estuviera del otro lado de la sala
Nezahualcoyotl, en ese espacio largo y vacío, ahí se había pensado hacer un
museo muy grande. Las salas eran edificios completos. La comunicación entre las
salas se conocía como túneles, para los cuales incluso se hizo algo de guión y
revisión conceptual al menos. Porque había un túnel sobre la evolución, un
túnel sobre la astronomía. Esos túneles conectaban a los edificios donde
estarían montadas las exposiciones. Era un proyecto, muy, muy ambicioso. [1]
* Extracto de mi tesis: Israel Chávez Reséndiz, ¿Cómo surge UNIVERSUM?, México: Facultad de Filosofía y Letras,
UNAM. 2008. 189 p.
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