** Visto en Blog de Heribrto Yepez: http://archivohache.blogspot.mx/2012/08/la-tradicion-se-volvio-una-red.html
El efecto de
las redes sociales sobre la literatura mexicana no ha sido percatado por la
crítica o la academia. Comenzó en 2002 con el blog y su redistribución del
poder literario.
Antes del
blog era la aparición en revistas y editoriales de la Ciudad de México lo que
construía el pre-canon de jóvenes plumas. Editores en DeFe controlaban el
ingreso a la “tradición”.
El blog
provocó un leve cambio. El norte fue especialmente efectivo en hacer sentir su
presencia y beligerancia al centro (que, por cierto, no supo entender el
lenguaje post-literario del blog).
Esto cambió
con la aparición de Facebook y Twitter.
Para ese
momento, el norte cometió el error de integrarse a la “literatura mexicana” y
la siguiente generación de escritores en el norte ya no tuvo —ni siquiera en su
primera fase— el ánimo polémico de generaciones norteñas previas. Nacieron
tierradentrizados.
El tiempo
real “compartido” venció a la historia de una resistencia.
Las redes
sociales sirvieron en México para que al fin de la primera década del siglo se
conformara, por primera vez, una red de contactos inmediatos
entre escritores de distintas geografías.
El poder y
prestigio de las revistas decayó. No totalmente.
Las redes
sociales —sobre todo FB— se volvieron una plataforma complementaria
a los procesos estándar de pre-canonización.
Y, sobre
todo, hicieron posible el fenómeno dominante de la literatura mexicana actual:
su transición de un modelo vertical a un modelo horizontal.
El escritor
mexicano pre-redes sociales aspiraba a integrarse a una línea diacrónica,
que lo conectaba con escritores muertos y el Honorable Pasado Inmediato; a
partir de las redes sociales y su “democratización”, el escritor mexicano
actual promedio aspira a conectarse horizontalmente
con sus pares.
Lo favorable
es que se debilitó la tradición vertical, la “sucesión”.
Lo
desfavorable es que ese debilitamiento del peso simbólico de lo vertical fue
acompañado de una consolidación de la estructura gubernamental que distribuye
el reconocimiento del status dentro del mundo literario.
Nótese, por
ejemplo, la disminución del espíritu parricida y el incremento de la
concentración en el seguimiento horizontal de la carrera de los
pares.
Se aflojaron
las jerarquías verticales. Pero se extendió el fascismo entre elementos
contemporáneos del sistema.
Por un lado,
internet incitó la preeminencia de lo horizontal sobre lo vertical; por otro,
el fortalecimiento del aparato cultural gubernamental fue un contrapeso para
evitar la caída completa de la pirámide.
Esta
combinación de factores salvó la “unidad” y lo “nacional”.
No sé si será
permanente pero ahora la literatura mexicana activa es más una red
que una tradición.
Esa red tiene inercia centrípeta, autoritaria. Ella es el nuevo
enemigo.
--
* Me pidieron dar el link de un texto complementario: "No norteños, perros
o narquillos"
** Aquí puedes revisar el suplemento Laberinto (Milenio) completo o leerlo en su
blog: www.sclaberinto.blogspot.com
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