"Después de la televisión, los consumidores de tecnología
cada vez consumen más contenidos a través de dispositivos móviles como las
tabletas."
Las Vegas.- Teléfonos inteligente que midan la presión
sanguínea a las personas, que funcionen como control remoto para los
televisores, que permitan emprender programas de control de peso e incluso
controlar vehículos remotamente ya son una realidad.
Estas posibilidades revelan una tendencia que se fortalecerá
este año: los smartphones dejan de ser un equipo de comunicación para
convertirse en el centro de la vida y controlador de otros dispositivos y la
vida cotidiana de las personas, donde las llamadas de voz, la mensajería e
incluso la interacción en redes sociales quedarán rebasadas por los usos hasta
ahora alternos.
Con esta visión, la Asociación de Electrónica de Consumo
(CEA) dio inicio a las actividades previas a la Feria Internacional de
Electrónica de Consumo (CES, por su sigla en inglés) y a un año al que vaticina
como el inicio de “la era post-smartphone”.
“Los dispositivos móviles están evolucionando de ser
dispositivos de comunicación para convertirse en centros de control de
múltiples equipos alrededor”, aseguró Shawn DuBravac, economista en jefe y
director de Investigación de la CEA durante una exposición con la prensa.
De acuerdo con la asociación, que agrupa a las empresas de
electrónica más importantes del mundo, el 65% del tiempo que se gasta en un
dispositivo móvil es en actividades que no son de comunicación. Esto ha
propiciado que incluso las compañías proveedoras de telecomunicaciones móviles
desarrollen planes de comunicación exclusivamente para el consumo de datos.
Cifras de la misma asociación organizadora de la CES
proyecta que al menos el 52% de los estadounidenses ya cuentan con al menos uno
de estos dispositivos. Para México, la CEA no cuenta con datos precisos, aunque
firmas como TNS Research daban una penetración superior al 23% respecto al
total de líneas móviles en el país.
“Los smartphones son la ventana a la vida digital”, agregó
DuBravac.
Datos, la nueva moneda de cambio
Junto con el crecimiento de los teléfonos inteligentes como
ejes centrales en la vida cotidiana, la explosión de la información en la red,
los datos (big data) serán la moneda de cambio para el desarrollo de
algoritmos.
Gracias al análisis de datos, podrán desarrollarse nuevos
modelos de negocio basados en la información de los usuarios.
Servicios de geolocalización como Foursquare o sistemas GPS
tendrán que redituar el acceso a los datos de las personas sobre sus hábitos de
consumo, costumbres y forma de vida, asegura el experto de la CEA. Pero esto
conllevará a fortalecer las políticas de privacidad de datos, mismas que
tendrán que evolucionar a la par que lo hacen las nuevas formas de hacer
negocio con la tecnología, agregó.
El uso de la información además permitirá desarrollar nuevas
formas de hacer medicina con la analítica de datos, e incluso el desarrollo de
automóviles que se manejan solos como el que Google presentó el año pasado, o
Toyota presentará en esta semana bajo la marca Lexus.
Y con el uso de los algoritmos, las tecnologías de
reconocimiento de voz, gestos y movimientos tengan un mayor auge y perfeccionamiento.
La fórmula para el próximo año será entonces el crecimiento
de los dispositivos conectados, más la capacidad “sensorial” de la tecnología y
la curaduría de los contendios en la red.
Pero existen algunas desventajas. DuBravac vaticina que esto
traerá una mayor segmentación en áreas como la publicidad, por lo que existe el
riesgo de que, por ejemplo, un niño que consuma medios como la televisión a
ciertas horas donde habitualmente no lo haga, sea expuesto a contenidos
altamente inapropiados para su edad.
Después de la televisión, los consumidores de tecnología
cada vez consumen más contenidos a través de dispositivos móviles como las
tabletas. Según la CEA, los estadounidenses pasan alrededor de 170 minutos a la
semana en televisión, contra 130 minutos en tabletas, lo que representa un
crecimiento exponencial respecto a los cálculos del año pasado, aseguró
DuBravac. A esta tendencia se le llama “la segunda pantalla”.
El futuro de la computación estará plagado de dispositivos
inteligentes. Desde relojes, enseres domésticos o vehículos conectados a la red
y controlados desde la palma de la mano. Pantallas flexibles y transparentes
(“ventanas conectadas en casa”, le llama el economista en jefe de la CEA), con
mayor definición y menor consumo de energía pintan a ser el futuro de los
dispositivos electrónicos.
“Primero vimos cómo la vida analógica se transformaba a
digital. Ahora vemos como desde lo digital puede volver al mundo análogo”,
concluyó el experto.